Por Juan Lamarche
En este caso no se me pida objetividad o distancia crítica, he sido alfonsinista de la primera hora, cuando perdía todas las internas partidarias, militaba entonces en la juventud radical de la ciudad de Rauch, junto al Dr. José Gabriel Dumón. Raúl Alfonsín fue un político diferente, buceador de los fenómenos políticos y sociales, ávido lector, de una oratoria lúcida e imaginativa, defensor de los derechos humanos, intentó algunas acciones novedosas siendo presidente que fracasaron por tocar fuertes intereses. Raúl Ricardo Alfonsín nació en la ciudad de Chascomús en 1927. En 1954 es elegido concejal por la UCR y ejerció todas las funciones hasta llegar a la presidencia de la nación en el año 1983. Residiendo en la ciudad de Buenos Aires, participé de la campaña electoral y festejé junto a un millón de personas de la fiesta de la asunción dejando atrás una dictadura feroz. Cumpliendo sus promesas electorales creó la Conadep que el 20 de septiembre de 1984 produjo el informe Nunca Más. El 4 de octubre de 1984 se enjuicia a las juntas militares condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, un caso único de justicia a nivel internacional que evidenció el coraje del presidente.
Las posteriores leyes de punto final y obediencia debida, a la que muchos nos opusimos empalidecieron sus políticas, pero a la distancia es entendible, las Fuerzas Armadas amenazaban la estabilidad democrática y salimos a la calle a defender la vida democrática. Alfonsín puso como prioridad esa defensa. Hubo importantes hechos de gobierno, la creación del Mercosur, la integración con Brasil, el tratado de paz y amistad con Chile, el congreso pedagógico nacional, el plan alimentario nacional, la patria potestad compartida, el divorcio vincular. Un proyecto audaz y ambicioso como el traslado de la capital al sur, “avanzar hacia el sur, hacia el mar y hacia el frío”, que finalmente naufragó. En 1988 fue silbado en la sociedad rural, Alfonsín los enfrentó: “No creo realmente que sean productores los que tienen este comportamiento, son los que muertos de miedo se han quedado en silencio cuando han venido a hablar en representación de la dictadura. Y son también los que se han equivocado y han aplaudido a quienes han venido a destruir la producción agraria argentina”. En otra oportunidad pidió la palabra para replicar una homilía de monseñor Medina.
Un amigo no radical me comentó que después de su caída lo vio en Mar del Plata arengando a 30 personas, emocionante. Los actuales dirigentes radicales no han tomado la posta de Alfonsín. Nada de principios solo mantener espacios políticos.
Me parece bueno recordar la oración laica del preámbulo de la constitución nacional: “Constituir la unión nacional. Afianzar la justicia. Consolidar la paz interior. Proveer a la defensa común. Promover el bienestar general. Asegurar los beneficios de la libertad”.